martes, abril 14, 2009


Las despedidas son hipócritas por algunos costados. Algunas son sólo para comprobar que ya es verdad eso de la partida. Las declaraciones de amor fraterno nunca antes declamado no se hacen esperar. Los recuerdos fluyen entre el vino y la birra; no falta quien llega con el buen amigo Jack para sellar todo de buena factura. Se evitan temas incómodos que puedan incomodar por cualquier miopía. Hay que respetar a la historia si esa fue la premisa… “Hacer la historia”. Ya suficientes y ajenas “lagrimitas de cocodrilo” han tapizado mi alfombra; los momentos justos en que se recuerdan actos insospechados. Resulta que siempre fui bueno. Insisto en eso del “niñito problema desde chiquilín”. Llueven los “pero” y los “por qué” de este viaje a lo no conocido.
Pienso en Vincent. Mi gran tristeza. 31 días y la cuenta atrás.
Rimbaud y “Una Temporada en el Infierno”…¿Qué más puedo pedir?
Mañana, el “Pequeño Larousse Ilustrado”!!!

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