lunes, abril 20, 2009


Era cosa de esperar y el teléfono sonaría. Era ella, con su tristeza de no haber concretado nada. Él, solo atinaba a monosilábicos y a una negativa de volar a su departamento. Lo hizo igual, le habló hasta que ella cerró los ojos.
Se despidieron de madrugada, mientras ella le preguntaba si por ella no se quedaría. Silencio y una sonrisa recibió.