martes, noviembre 06, 2007

A ESO DE LAS 8CH8...
(La Porfía...)
Su café ya se había enfriado ¿Y él? Él continuaba mirando fijamente esa nota, sujeta en la pared de su refrigerador por las frutitas imantadas que Paulina les había regalado la navidad anterior. Era viernes, seguramente te trataba de la lista para el supermercado. No debía alimentar a su perro, ya llevaba un par de días en fuga, siguiendo a la perra blanca del vecino y esa canina libertad le agradaba, quizá por eso se conformaba pensando en que volvería cuando le diese hambre. Tenía todo su tiempo calculado; ducharse, vestirse, revisar sus e-mails, ir al rito consumista y volver a preparar la cena. Aprendió a administrar bien su reloj después del episodio de su despido de aquella mierda de oficina; Amparo no disimuló su tristeza ante tal noticia ese lunes por la tarde, no le habló en días. Se suponía que él era toda una promesa como arquitecto joven, con todo un prometedor futuro… Hasta ese día, esa mañana de su genial ocurrencia de tirarle un cenicero por la cabeza al maricón rastrero de Alfaro. O11nce puntos en la frente. Había sido el segundo proyecto que Alfaro le robaba en las propias narices de todos; nadie del Departamento de Diseño había dicho nada. Quizá aquel cenicero debió volar en otro tiempo; pero no, voló por los aires justo enfrente del Jefe de Proyectos. Ordenó sus cosas y su tablero, se retiró frente en alto, solo se despidió de Carmen, su fiel amiga. Las cosas ya estaban echas. Esperó el ascensor silbando “Rehab” de la Winehouse, recordando las palabras de Andrés: “Hermanito, la vida no es injusta… es práctica!”.
Dieci6eis pisos lo separaban del suelo, dieci6eis estaciones tarareadas con Amy Winehouse mientras recordaba todo su periplo de tener que “europeizarse” la cabeza como para poder “funcionar correctamente” en Alemania… para después, regresar a Chile y ser tratado como “gringo buena onda” por do2 semanas exactas; después la guerra total, y así, la cosa no camina. Todo un gran rollo de mala película barata.
Le había costado tr3s meses ajustarse y cachar cómo se jugaba el juego en Berlín; todo ese meticuloso asunto de la factibilidad de los proyectos, la puntualidad en las entregas, rigidez de los plazos, la lealtad, la honestidad, el juego limpio y el sobrevalorado respeto por la mano de obra… ¿Y ahora? A cuidarse el culo señores! La patética y cagona paranoia de los “cabezas negras”; así llamaban a los sudacas en Alemania… “Die schwarzkopfs”, todos o casi todos mirados con recelo. Amparo, siempre le reprochaba de que era un cuico, un arrivista de mierda; él le respondía que era un simple apátrida que nunca se sintió atado a este país, le reclamaba diciéndole que no tenía culpa en tener los ojos claros y haber estudiado en la Deutsche Schule. Mientras todos tenían el lindo sueño americano de llegar a Estados Unidos, él jugaba con aviones para armar. Cuando colapsó el sistema para el ‘73, se aceleró en él aquel proceso, que más tarde, lo convertiría en un huevón de “Whiskierda”, como decía el Lemebel. Ni de allá, ni de acá. Inevitablemente desapegado, desarraigado… no había peor huevada que eso, no pertenecer a ningún lugar era patético, aunque él, en su paso por Europa, había conocido gente que pensaba que el mundo entero era su patria y que todas las banderas eran sus banderas.
Cada vez que iba al supermercado, sentía ese flash back que se había traído en su mochila. Allá, en un enorme hipermercado de Hamburgo, se podía leer en perfecto castellano unos letreritos en las cajas registradoras que decían: “¡Chileno, no robes!” Bonita la huevada! No todos los exiliados habían llegado por allá para crecer y alimentar la esperanza de volver algún día a un país que debían reconstruir; más allá de toda ideología izquierdista, que se desgastaba poco a poco por los egoísmos, resentimientos y rabias comunes. Muchos de esos chilenitos acarrearon y pasaron por las aduanas sus trampas y mañas, sus inconsecuencias y deslealtades. Y bien, el hombre se acostumbra a todo… Dicen que dicen los conformistas. Ricardo, un huevón que él había conocido en una inauguración de pinturas del pintor chileno Rodríguez-Lanfranco siempre decía que los “alemancitos” tenían los sudacas que se merecían. Eran huevones como ese, sectarios y avestruces, los que después llegaban llorando, con el culo a dos manos al consulado, después de que unos neonazi les sacaron la mierda con un bate de béisbol por andar proclamando huevadas tercer mundistas. Chiste cruel! Ricardo vivía con un flaco drogo, de Valparaíso, un judío racista que odiaba a muerte a los afroamericanos… y justo tenía que ser en Alemania!! Siempre que contaba esa historia, remataba con el recuerdo de una frase de su abuelo… “En todas partes se tejen calcetas…”
Miro por entre las cortinas, afuera llovía tímidamente. Se puso su abrigo negro y se arropó con una bufanda mientras sacaba la lista de la puerta del refrigerador. Habló en voz alta como acostumbraba, una obligada costumbre adoptada allá, cuando aun tenía algunos problemas idiomáticos… difícil la huevadita!
- “No sé por qué mierda siempre escojo la hora con más gente! ¿Dónde está mi Ipod? Ahí está…¡Habla cuando te busque, huevón! ¿Veamos? Hoy serán los Rolling…”
Según Antonio, su compañero de oficina y orgulloso portador de genes mapuches, esa era música de siúticos imperialistas de mierda. Una de las pasiones de Antonio, quizá más grande que la que le provocaba el “Colo Colo”, era la de siempre andar cotejándolo todo, encuadrándolo, clasificado a diestra y siniestra. Para él, su Ipod era como su salvavidas, una terapia, un buen ejercicio mental como para soportar las aglomeraciones de gente comprando en el supermercado, podía pensar sin interrupciones; ni siquiera las ofertas del día, vociferadas por los parlantes, escuchaba sino lo deseaba…


-”Amparo ya debe haber llegado del trabajo. Para variar, debimos habernos cruzado en el camino. Desde hace un tiempo que se me pierde, no la pillo. Ella y su cansancio, puto balance de fin de año y yo con mis ganas de encontrarla, de verla pronto. Ojalá el supermercado no esté muy lleno, con las típicas viejas cuicas que se meten a una caja “Express” con todo el pedido del mes. Nunca les digo nada ¿para qué mierda gastar saliva con viejas falladas de fabrica? Es tan fácil hacer feliz a la gente…
Pan para la hora del té, primer pasillo al final. Choclo congelado, helado de chocolate para la película de la noche. La miraré a sus lindos ojos y sabré si viene enmierdada o con jaqueca; le dije que fuera al oculista, son demasiadas horas mirando esa pantalla de mierda. Ojalá me alcancé para el queso con especias ¿con merquén o pimientos? Tallarines con espinacas, de los delgados, segundo pasillo. Do2 kilos de tomates, nada de salsa en tarro y preservantes. Ajos, albahaca. Todo lo hermoso de la simpleza… “Albernheit” diría Michaela, con su cachetes coloradas del valkiria. Apio y champiñones. Supongo que se alegrará cuando le cuente que ya tengo trabajo ¿Mantequilla? Mantequilla hay. Se deprime cuando me deprimo, lo huele, no logro engañarla; ensayo todo el día mis cara de “yo estoy bien, yo estoy bien!” y, llega y todo mi tinglado se va al suelo. Circulo vicioso. Limones. Fue difícil mí cesantía, muchas desilusiones. Ajos. Demasiadas discusiones estériles, inútiles; muchos sueños “espalda contra espalda”.Ella no entiende que, por más que nos mandemos a la mierda, no me irán nunca a buscar, especialmente a mí, a mi casa, desde cualquier gerencia. Cilantro. El trabajo cuesta trabajo. Ahí está la albahaca. Demasiados arquitectos jóvenes bajo todas las piedras, en todas las esquinas. Queso rayado, do2 paquetitos. Un Cabernet, en oferta, al final del pasillo. Apuesto que me mirará con cara de “¿Hasta cuando con la chupetera?” No se ha dado cuenta de que no pruebo ni una gota desde hace más de un mes… igual le puse mucho cuando me despidieron de esa oficina de mierda! Al tope con la depre, demasiado vino… Alcoholizado para pedir venganza, para tatuarme el perdón. Shampoo de hierbas. Su new look la hace verse más joven… tenía el pelo largo, con sus trenzas me dejaba loco y ella lo sabía. Un matamoscas spray. Café descafeinado. 5inco kilos de azúcar. No olvidar la leche descremada, la de la etiqueta celeste, con calcio. Creo que estar cesante me envejeció un poco, o simplemente ella está cada día más hermosa ¿o sentiré mucha culpa? Tampones Celtex ¿Seguirá con la idea de quedar embarazada? Cu4tro pomelos rosados para el desayuno. Ver vasos lisos. Quebré tr3s. Último pasillo sector menaje. Aceite de Oliva, un litro…ese con la española bailando ¿Qué más? Sólo esta extraña adicción de perderme entre tanta gente, siempre evitando la monofobia, igual que allá, en todos lados ¿Terapia, para qué? Es cosa de retornar a ese río de mis 15’s, cuando el mundo era mío, de nosotros, completamente embetunados de irresponsabilidades, todas avaladas por Papi… Mierda, ya me vio y viene directo hacia mí, su carro en curso de colisión. No hay escape. Debo ser lo más breve posible. Sonríe, huevón, sonría mijito!…
- Hola, flaco!¿Cómo estai?
- Hola, Mónica… Todo bien, aquí, de compras ¿Y tú?
- Igual, ya sabes, apestoso viernes!
- Te dejo, Mónica… Amparo me espera para cenar.
- ¿Quién? Ah! Si, por supuesto! Cariños.
- Chau, Mónica… Saludos a Marcelo.


Qué extraña la mina! Más de lo habitual ¿Cómo tan amable, desde cuándo? Fósforos. Todo tiene derecho al cambio. Ese día del cumpleaños de Amparo… el Cabernet me desencajó la mandíbula, mi censura de fue a la mierda y le dije a Mónica que se fuera. La anduve cagando. Fósforos. Estuve castigado por una semana… Jí! Amparo no entendió en su momento ¿Qué dice aquí? Amparo y su letra… Cuatro bistec de… ¿Lomo liso? Vienesas de pavo. Mañana es el día. Al campo del Pato los pasajes! Mermelada de mora. Debiera tener su terremoto interno, debiera alegar, decir algo y dejar de meterse tanto número en la cabeza, como si le pagaran horas extras. Yo no debiera calcular, toda matemática en esto, es pura ironía de arquitecto. Uno más uno siempre da tr3s… desafío cotidiano de reinventar. Apuntarle a la luna llena con un escupo en vez de pretender bajarla a piedrazos. Alcachofas. A alcachofazos! Más limones. Cereales. Yogurt de frutilla. Ojalá no atornille al revés y nos vayamos al campo. Que salga del sistema un rato, verla bien, que deje de mirarme con pena, basta con que lo haga yo cada mañana… Todo cambia desde este lunes. Ya era hora de dejar de escuchar la flauta de mi loba conciencia. Pimienta, comino, sal de ajo, orégano. Ayer la escuché llorar en el baño, no le resultó ese infantil truco de hacer correr el agua de la ducha. Fuera bajón! Todo se arreglará cuando sepa lo del trabajo. 6eis alcachofas francesas, las argentinas muy re duras. Diálogo directo. Me comería media docena, una a una! Puta gotera! Dinerillo, el puto dinerilillo, como diría mi amigo Flanders. Las gentes se están separando por incompatibilidad de billeteras, eso de los caracteres está fuera de espectro. Julio y Romina, el ejemplo perfecto; el huevón que se queda cesante y la mina que se lo caga con el jefe… lo más triste era que se amaban ¿Traje la plata? Si no, me cortan uno! ¿Cuál es la mejor versión de “The Ring”? La japonesa sin duda! Feña, amigo mío, está viendo mucho cine yanqui, compadrito… se la voy a prestar para que cache. Migranol para las jaquecas de Amparo. Insistiré con lo del oculista. A veces, no distingo si me ve o sólo me mira a través. Tabaco negro y unos Light para ella, do2 y do2. Papas, una malla de papas. Ojalá estén secos los mil calcetines que lavé. Detergente. Soft. Mañana me levanto temprano, total ella trabaja medio día; llamo al Pato, confirmo viaje y cargo el auto… cuando llegue, se cambia de ropa y acto consumado sin reculadas posibles, la rapto! Mucha gente caminando por este pasillo. Carbón para el asado. Más vino. Mucha gente caminando, todos reprochándose por no poder comprar ese tarro de palmitos, como si en eso se les fuese la existencia. En estos pasillos deben haber agujeros negros por donde se extravían las prioridades, lo obvio se vuelve casi metafísico. Mil planetas desaparecen a cada segundo! La discusión en el auto porque para el Jack Daniel’s no alcanzó. El campo en Rapaco es metafísica pura, encuentro a mis duendes sonrientes. Riachuelo, puto conocedor de lloriqueos pendejos! “Wild horses”, buen tema para la cola de la caja.
- Buenas tardes, señor.
- Buenas, espere un segundo, me saco los fonos…
- ¿Es toda su compra?
- Creo que si. Si, creo que está todo.
- Son cu4renta y tr3s mil 6eiscientos cuarenta y 8ch8 pesos, señor.
- Aquí tiene…
- ¿Desea donar los dos pesos al hog…?
- Doce pesos!
- Su vuelto, señor. Gracias por comprar en supermerc…
- Gracias, adiós.


Mientras él vuelve a su música y acomoda lo comprado en las bolsas plásticas, la cajera de la Nº 4 no deja de mirarlo, siempre lo ha hecho, con esa tremenda ternura, de esas que irrumpen sin permiso, esas de nacer abrazos con garganta amarga y apretada; había sentido varias veces esas tremendas ganas de besarlo. No era la única. Él era el comentario tierno, a eso del cambio de turno de los viernes. Ella siempre se quedaba mirándolo, sabía que pasaría por tabaco negro y unos Light en la tabaquería. Casi todas en el supermercado conocían su historia, incluso la recién llegada, la colorina de la panadería.
Todo había ocurrido hace casi do2 meses atrás. Él y Amparo, camino a Rapaco, se habían sacado la mierda en un accidente con su auto. A él, casi no lo reconocieron por la cantidad de tajos en la cara, había volado con parabrisas y todo. Lo encontraron metros adelante, balbuceando el nombre de Amparo mientras tocía sangre. Uno de los paramédicos movió la cabeza y murmuró bajito:
“…Este, no llega al hospital”.
Nadie sospechó siquiera que su culpa por su apuro lo traería de vuelta, lo mantendría vivo para saldar todas las cuentas en una sola factura.
Él, siempre vuelve a ese supermercado, con eso misma lista, todos los días viernes a eso de las 8ch8. Amparo, aun no vuelve del coma en el hospital.