viernes, mayo 23, 2008

UNOS BREVES COMERCIALES
Y...
YA VOLVEMOS !!!

MARX,
EL COLECCIONISTA,
Y LAS MUÑECAS...




- Hola ¿Rafa? Tengo una llamada perdida desde tu número…
- Si, estoy donde Toño ¿Vas a hacer algo esta noche?
- ¿Con este diluvio? ¿Estás más huevón? A lo mejor, y me preparo una sopa! Juá!!
- Flaco ¿Por qué no te vienes? No seas mala onda, este huevón está con una nueva minita y yo acá tocando el violín a la parejita… Vente, pasa por una Coca Cola de 2 litros, mira que acá hay Ron como para ducharse…
- No sé, es que se re caga lloviendo…
- ¿Un favorcito de amigo? Puta huevón, son sólo 2 cuadras…

Fueron casi 5 minutos bajo la lluvia tirando piedrecitas a la ventana de la cocina de ese segundo piso, hasta que por fin y Rafa atinó a bajar a abrirme la puta reja que habían puesto en la entrada del edificio; creo que después del robo número 6. Subiendo la escalera, ya se podía escuchar la voz de Toño y su acalorado discurso con sabor a Habana Club.
Toño y su discurso de izquierda, típico discursillo para marear a cualquier nueva “victima” que aparecía por la universidad. Creo que nunca lo escuché declamarlo ante una mina que pudiera rebatir su trasnochado monólogo histórico… Ah! Una vez recuerdo que apareció una “camarada”, y él, cambió rápidamente de tema. Siempre le he dicho que va derechito a ser un Diputado de la República.
Y ahí estaba ella, de no más de 24 ó 25 años, toda rubia ella, digna hija de Papi “latifundista”; muchas tierras, muchos animales. Son tan reconocibles, no por ser rubiecitas, sino porque existen algunas que pareciera que fueran a la misma peluquería y a la misma boutique. Siempre me sonreía al pensar que en vez de enseñarles a rezar para agradecer el pan en la mesa, les enseñaban a rogarle a Dios para que no llegaran los comunistas con su Reforma Agraria y a comerse a sus hermanitos.

- ¿Flaco, de qué te reís? – La pregunta de Toño había sido inmediata.
- Nada, Toño, sólo le sonreía a ella… Mira cómo vengo, mojado como sopa.

En realidad en esa mesa había una inusitada preocupación y mucho Habana Club. Mientras Rafa me explicaba la situación (que poco me importaba) yo me dedicaba a escuchar a Toño como comenzaba a preparar la trampa del “Coleccionista de Muñecas”. En una ocasión le pregunté si él podía eyacular; no me habló como en una semana.


Rafael continuaba explicándome como habían llegado esas tres botellas de Ron y se reía como en un eco lejano, yo continuaba jugando al espía alcahuete…

- ¿Vas cachando ahora, Daniela? – Le preguntó el coleccionista a su muñeca – Se trata de que no debes continuar con tu egoísmo social, no importa cuánto hayas luchado por amasar tu fortuna, se trata de que no debieras despojar a otros por tener cosas que realmente no necesitas…
- ¿Cómo es eso? – Daniela lo miraba con sus celestes ojos mientras le preguntaba…
- Así poh! O sea, puedes elegir ser cirujano o artista y el sistema te retribuirá según tus necesidades; si el cirujano es hemofílico, obtendrá más retribuciones que un cirujano sano de igual rango en cualquier hospital. Si el artista tiene 4 hijos y un colega no tiene, obviamente, el de cuatro hijo podrá optar a más. Quizá aquí, Marx coquetea entre el comunismo y el sistema liberal, al insinuar que el trabajo es fuente de recompensa…
- ¿Marx?
- Si poh! Daniela, Marx, el marxismo, rusia… - Toño, le sonreía con un dejo de burla, pero bien calculado como para que ella no se diera cuenta de que era la presa. Continuó… - Pero puedes diversificarte, especializarte y claro, obtendrás más porque estás trabajando el doble y debes alimentarte mejor, comprar más tabaco, harina… hasta distraerte para que no colapses y ocasiones una falla en el sistema. Marx rozó el concepto del sueldo base, pero, volvemos a si tienes 10 ó 1 hijo… ¿Entiendes ahora lo que hablábamos en el taxi?...

Ella le sonrió afirmativamente mientras el coleccionista volvía al ataque con más y más conceptos; emborrachándola con Ron y Marx y Marxismo y más Marx y más Ron y más Marxismo... Hasta que me aburrieron sus contradicciones y Rafael volvió a ser escuchado.
Hubo una pequeña pausa mientras Toño se acercaba a la mesa por otro par de vasos de Ron. Al volver junto a ella, Daniela le habló con algo de entusiasmo, como alumna que había aprendido la lección del Profesor…

- ¿Antonio, te puedo hacer una pregunta?
- Claro, la que quieras…
- ¿Oye, todos los otros hermanos eran igual de comunistas?
- (..)