lunes, julio 30, 2007

"MONOS CULIAOS..." (Una noche de Furia.)

Y tanto escándalo por un par de botellas de vino "extraviados"... No, sin duda, esa noche venía cargada a la mala. Las cosas se pondrían extrañas para los personajes. Él, encabronado. Ella, muy guapa. Él, muy susceptible. Ella, muy nerviosa. Yo, simple espectador de los lagrimones que se iban acumulando en sus copas. Algo se habían comentado en voz baja; su sonrisita se había petrificado como profesora de aeróbica, de Lunes por la mañana. Él soltó su copa en cámara lenta y le guiñó un ojo al ver teñida sus medias. Era la señal inequívocas de que debía sacarlo de ahí, pellizcarle la espalda o escupirle la cara. Alguna solución rápida. Los perfumes ya olían mal y los óleos del amigo ya pasaban a segundo tercer plano. Era necesario abortar rápidamente de esa inauguración, repleta de tanta linda y perfecta gente. Debíamos aprovechar al Hendrix y su "Voodoo Child". Paisaje conocido: "Despedida rápida, sorbos largos, besos cortos..."
Nos caminamos lenatamente la neblina, bilingües hasta el down town. Monosilábicos, gestuales. Ni siquiera hablamos de las pinturitas del amigo; sabíamos que regresaríamos otro día, con la tranquilidad de los que llevan la motosierra en elbolsillo perro. La neblina y el tabaco doble humo... que la minita de azul, que la vieja que jura que pinta y que rica estaba la Fabi. Y me dejó hablando solo. Él ya estaba en la vereda de enfrente, esperándome sin mirarme; sólo observaba a un grupo de pendejos apilados en la entrada de un local de papas fritas. Ya a su lado, escuché el comentario extraño: "¿Te acordai de Lancelot Link?" Y yo pesqué por otro lado, no caí ante tanta sutileza enrabiada. Él no escuchaba, como cuando se iba de Pankour. Sin dejar de mirarlos prosiguió con su monólogo: "¡Cacha! Usan los pantalones por las rodillas y ellas, todas maquilladas como putitas que son!" El tono ya no era de fiesta ¿Qué mierda se dijeron en la inauguración? Por lo menos para mí, no había nada de extraño; pendejos vestidos como pendejos, con polerones y pantalones 5inco tallas más grandes, sólo eso ¿Ante tanta rabia qué se podía decir? Al pasar la cuadra volvió al ataque: "¿Cachai que los monos están de moda? ¿Los hai visto bailar en la tele? ¡Puro oro colgando de sus simiescos cuellos...! ¡Todos, a punto de tirar con todos! ¡Como monos culiaos que son!" Intentaba dar con la respuesta mientras él se exitaba más con su rabia... "¡Lancelot Link... hueón! 'El Planeta de los Simios' ¡Concha tu madre! ¡Una pila de monos culiaos!" Y así llegamos al Bar donde siempre nos saludaba "El Kid", posero en su afiche de 5000 dólares vivo o muerto. Nos apretujamos en una mesa con unas birras heladas mientras él continuaba con su discurso de pequeño Hitler, con todo su "anti no sé qué", amurrado hasta casi el puchero cuando el ambiente lo contagió y obligó a cambiar de tema. Todo era mejor que su rabia. Pero faltaba "La última carga de la Caballería" después de un descuidado comentario de Sofía y un rayado de pared... "¿Viste hueón? ¡Monos culiaos!" Sofía no aguantó mucho aquella modorra y volvimos a quedarnos solos en la mesa. Le pedí que parara tanta mierda, que cortara en pos de una buena noche. Transformó su discurso como poseyendo todas las verdades, increpándome sobre lo que yo haría si unos grafiteros me rayaran un mural de mi autoría... "¿Y qué querís que le haga, un escuadrón de la muerte?" Insistía en el tema de los rayados y en la linda pared que le habían cagado, justo dos días después de que él y su hermano se habían partido la espalda pintándola... :"¡Hay que matar a todos esos monos culiaos!" Y le dió con eso de las sub razas, las subculturas, sub todo. Linda filosofía de raza superior de día viernes, cómodamente sentados en otro palacete de consumo, con birras heladas y plata para el taxi. Y siguió con "los monos culiaos" y mi ironía y mi apatía y mi negativa a la necesidad de tanto ego y su porfía y otra birra helada y más ironía y "los monos culiaos" y mi silencio y su rabia y un tabaco y su silencio abrupto. Y ahí se pudrió todo. Nadie habló hasta que se paró y tiró un billete sobre el cenicero; sin mirarme me narró lo ocurrido aquella noche, en la que por negar un tabaco, "15 monos culiaos" le sacaron la mierda a él y a Fabi, mientras toda la gente de la calle se hacía la huevona cuando "15 monos culiaos" lo pateaban en el suelo... por un tabaco que él nunca ha fumado.
Esa noche llegué caminando hasta mi cama. No recuerdo haber dormido... sólo esperaba que al otro día no se me escapara algo así como: "¡Que muera el reggeaton y los monos culiaos!..."