lunes, mayo 17, 2010




El frío era agresivo, agudo, penetrante. Decidió hacerlo suyo. No cometería errores aquella noche, entre mar y neblina. Lentamente se desnudo, a oscuras, a ciegas. Las esperanzas se cobijaban, escondidas, ausentes. LLevó el último tabaco a su boca, el último sorbo con su amigo Jack. A tientas desparramo su ropa por la alfombra cordero. Abrió sus sábanas y aguantó la respiración, esperando el helado némesis. Adoptó la acostumbrada "fetal" y vomitó un tímido "buenas noches" hacia cualquier parte... Le respondieron que lo amaban y un cálido cuerpo lo acunó.

2 comentarios:

Ana Vera dijo...

me alegra lobito, sé feliz!!!!!!

LHILA dijo...

QUE LINDO... DE ESO SE TRATA!!!